Los transportistas de la comarca analizan la realidad de su negocio

«Es un sector poco reconocido en cuanto a sus esfuerzos y su importancia quedó constatada en la crisis del Covid-19«, dicen los empresarios del sector

En los desayunos de IBIAE –en colaboración con Escaparate y Caixa Popular– una representación importante de las empresas del transporte de la Foia de Castalla realizó un análisis de los diferentes aspectos que afectan a su día a día. Leyes, normativas, mano de obra cualificada, evolución hacia nuevas tecnologías y formas de mover vehículos fueron algunas de las cuestiones que formaron parte del diálogo de los profesionales. No hay que olvidar que el transporte es uno de los sectores estratégicos que mueve la economía de un país. Tanto es así que si se detuviera, su capacidad le permitiría frenar en seco la economía.


Mano de obra cualificada
«No está accediendo gente joven y se está contratando personal extranjero. También existen casos de conductores de nuestra comarca que se marchan fuera, a Inglaterra por citar un país con gran necesidad de conductores. Allí ahora mismo hay una gran demanda y el salario es mejor. En agosto, por ejemplo, no había conductores. Era como una subasta. En la actualidad la situación está estabilizada, aunque sigue habiendo rotación», expresan.
«En el sector del transporte por carretera hay trabajo y necesidad, pero deben cualificarse. Se necesita mano de obra. Ser conductor de camión es algo vocacional y competimos con otros sectores que poseen unos salarios similares o con pequeñas diferencias», inciden diferentes voces. En cuanto a la formación con CAP y ADR, la demanda no es alta en las autoescuelas. «Coger un camión no es igual que conducir un coche. No es fácil encontrar los perfiles adecuados. Hablamos de una profesión que exige una alta responsabilidad». A su vez, constatan que «muchos conductores no conocen ni saben de tráfico internacional. Además, prefieren estar en casa el fin de semana. Optan por pasar más tiempo con los suyos y renunciar a un salario más alto».
De igual forma, observan la transformación del conductor en función de las prioridades que van marcando su edad: «Cuando un conductor es joven no tiene inconveniente en hacer trayectos internacionales, que están mejor remunerados. Al tener familia prefiere hacer nacional y al final, aun con un salario menor, la elección es el trayecto más cercano y local para dormir siempre en casa y estar con los suyos».


Adiós al motor de combustión
La evolución en el sector del automóvil parece clara. Las normativas y leyes han empujado a que el parque móvil comience a virar hacia coches eléctricos —con una transición inicial en la que se imponen el híbrido y el híbrido enchufable— y en un periodo corto las marcas dejarán de fabricar coches de combustión.
La Unión Europea ya ha aprobado la prohibición de vender coches y furgonetas con motor de combustión en el año 2035. Las políticas mediombientales comunitarias buscan alcanzar la neutralidad climática en 2050. Audi, firma del Grupo Volkswagen, en 2026 únicamente lanzará modelos eléctricos. Opel producirá ya en 2028 vehículos de 0 emisiones y el catálogo de Volvo será completamente eléctrico en 2030. En el inicio de la próxima década la transición total será una realidad en todas las marcas.
Pero, ¿qué ocurrirá en el sector del transporte? Ellos también tendrán que adaptarse a la descarbonización. Los transportistas de la Foia de Castalla piensan que el hidrógeno puede ser el futuro, puesto que el gas por ejemplo ha sido un fracaso por el alto coste y la desconfianza que han generado ese tipo de vehículos. Con todo, para que se den estos factores, es preciso una importante red de infraestructuras tanto para la recarga de baterías como para el repostaje de hidrógeno en función de las opciones que ofrezcan las diferentes marcas al sector del transporte.
Mientras aguardan la llegada de ese momento, conviven con las constantes subidas del diésel. Este factor determina la competencia en un negocio que se mueve por escasos céntimos de margen. «Hemos pasado de tener clientes a usuarios. La fidelidad se va perdiendo porque ahora manda el precio», exponen con resignación.


Puerto seco
En la provincia de Alicante diferentes enclaves están estudiando la instalación de un puerto seco, que es una terminal intermodal de mercancías situada en el interior de una región económica que conecta, a través de la red ferroviaria, con el puerto marítimo de origen o destino de los tráficos tratados. La intermodalidad es una de la características de un puerto seco. Combina diferentes modos o modalidades de formas de transporte para así agilizar y ser más eficiente en su respuesta. Sant Vicent del Raspeig, Novelda o Villena son algunas de las poblaciones cercanas que valoran su puesta en marcha. Para el sector del transporte de nuestra comarca facilitará que un conductor acuda al puerto seco a cargar o descargar: «Con el tipo de industria que tenemos aquí es una oportunidad».
Ley de Ordenación de los Transportes Terrestres
Desde el 2 de septiembre y respecto a las operaciones de carga y descarga que se efectúen en territorio español, los conductores de vehículos de transporte de mercancías de más de 7,5 toneladas de masa máxima autorizada tienen prohibido participar en la carga o descarga de las mercancías ni de sus soportes, envases, contenedores o jaulas, con algunas pequeñas excepciones. Esta cuestión, según los transportistas, en temas de costes cada uno lo interpreta a su manera. «Se ha intentado ayudar al sector sin conocerlo y eso ha confundido al cliente», advierten. «La norma dice que no puedes tocar la mercancía en el interior del camión. La multa puede llegarte a ti y a tu cliente final. Estas leyes deberían ver la luz apoyándose en los profesionales que conocen la realidad del sector», subrayan. El discurso va más allá cuando exponen que conviven con «leyes europeas y con las de cada país, variando las normas según el vehículo se encuentre en un territorio o en otro».


Futuro
Para el 2023-2024 esperan diferentes altibajos. Ya superaron con nota la crisis del 2008-2009 y están preparados para afrontar la incertumbre que se avecina. Ha habido un pequeño descenso en la actividad, que no es agónico pero sí con menos densidad de trabajo. A todo ello hay que añadirle las nuevas normativas respecto al tacógrafo que vienen y donde los vehículos estarán controlados por GPS en cualquier momento. «Es un sector poco reconocido en cuanto a sus esfuerzos y su importancia quedó constatada en la crisis del Covid-19. En muchas ocasiones la recompensa es mínima y la sociedad tampoco reconoce nuestra labor», zanjan.
En referencia a la seguridad, es importante reflejar que cada camión es como una línea de negocio en movimiento, son itinerantes y el riesgo es importante. No es como una fábrica o un almacén que está en un punto concreto y es más sencillo de controlar. En este sentido, «las áreas de descanso no están vigiladas ni reúnen las condiciones adecuadas y es una realidad muy mejorable», apuntan. Una de las consecuencias de ello es el robo de combustible y en periodos concretos, como la Navidad, también sufren el robo de la mercancía.