España ha pasado de una tasa de absentismo del 5% antes de la pandemia del COVID-19 al 7% actual
En los desayunos de IBIAE –en colaboración con el periódico Escaparate y Caixa Popular– era interesante realizar un encuentro con empresarios y empresarias para analizar una cuestión que preocupa cada vez más al tejido industrial de la comarca. El absentismo laboral es uno de los grandes caballos de batalla. Genera inquietud y por este motivo se buscan fórmulas con las que contrarrestar una coyuntura que va a más.
Las cifras globales, a nivel del territorio español, arrojan que en el año 2023 se dieron 47 bajas por cada mil trabajadores. Una cifra récord desde que hay registros. España es el segundo país de la Unión Europea con las tasas más altas de absentismo. Según datos que ofrece Cepyme, la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa, España ha pasado de una tasa de absentismo del 5% antes de la pandemia del COVID-19 al 7% actual, con un mayor porcentaje entre los 16 y los 45 años. En cuanto a la Comunitat Valenciana, se sitúa en la media nacional, con un peso de las ausencias laborales del 4% y un incremento respecto a 2007 de 0,9 puntos porcentuales.
Desde principios de 2020 hasta la fecha se ha producido un cambio relevante en las circunstancias. “Ha habido un antes y después desde la pandemia hasta aquí. Las bajas laborales se han disparado. Desde entonces se ha generado un cambio. La gente enfoca de otra manera el trabajo”. Tras la superación de los efectos de la pandemia no ha habido una mejora en la vuelta a la normalidad. Las cifras dictaminan lo contrario. Las tasas de absentismo se han desbordado desde entonces.
Los empresarios se quejan de que “la actual ley no facilita los contratos de sustitución. No tener la obligación de avisar a la empresa ha hecho mucho daño. No se incentivan las sustituciones en la ley para este tipo de situaciones. La Administración mira más la parte social, sin tener en cuenta el impacto en las empresas”, apuntan. “Preocupa porque además no hay personal cualificado, por lo que se da la circunstancia de que entonces cuesta cubrir esa baja y reaccionar. No da tiempo a formar a una persona. Al ser mano de obra cualificada condiciona mucho a la hora de trabajar. Te lo pone más difícil. El tema es sustituir para funcionar con normalidad”, añaden.
Una de las posibles actuaciones para mitigar el absentismo de una o varias personas “es ir por delante para tener a alguien formado para contar con esos sustitutos frente a una baja laboral inesperada. Esto es, disponer de personal polivalente y capacitado para realizar diferentes funciones o trabajos dentro de la organización”.
Las mutuas vigilan que la baja sea correcta y que los plazos de recuperación sean los marcados para cada una de las enfermedades o causas de baja laboral. No obstante, en la sanidad pública los médicos han cambiado su concepción. Al tener tanta saturación de pacientes, con largas e interminables listas de espera, lo que se hace es derivar al especialista y aquí los plazos son amplios a la hora de efectuar las pruebas al paciente. Así las cosas, las mutuas quieren articular un nuevo convenio marco de actuación sobre los procesos de bajas traumatológicas que dote de mayor participación a estas entidades. Al hilo de la cuestión anterior, exponen que “sería interesante definir el puesto de trabajo con respecto a la baja, puesto que a lo mejor algunas causas no impiden desempeñar el trabajo”.
Por otro lado, el salto cultural entre las generaciones de mediados del siglo pasado, y posiblemente hasta los nacidos en los ochenta, contrasta con las actuales y más recientes. Es un factor a tener en cuenta a la hora de evaluar el contexto. “La generación actual observa la vida con un prisma diferente. Trabajan para vivir, no viven para trabajar. Los jóvenes buscan más tiempo libre para ellos. Los valores y sus inquietudes a la hora de afrontar su futuro son otros”, aseveran.
Las empresas se adaptan
Las empresas tienen clara la importancia de las personas y ponen el foco en mejorar. “En una fábrica es importante el trato personal, que se sientan partícipes, útiles, sin su trabajo no habría ventas, pidiendo las cosas con educación y poniendo en valor el sueldo, los horarios, turnos, conciliaciones… En eso la gente da una respuesta positiva y hace que te anticipes”.
Frente a las altas cifras de absentismo, las empresas reafirman su discurso. No se niegan a la concesión de permisos, pero sí que defienden el hecho de acotar esta cuestión sin renunciar a la flexibilidad aplicando el sentido común. «Todo puede hacerse con sentido común, con vinculación y compromiso con la organización”.
A su vez, sostienen que hay que tener “una relación más emocional con el trabajador para ayudarle”. Bajo ese prisma resulta más factible establecer unos vínculos con los que todas las partes ganan. “Si queremos solucionar el problema no vale generalizar. Es importante tener empatía con la empresa, que te guste el trabajo y si no es así hay que compensar con el salario. Buscar la motivación de la persona para encontrar ese compromiso y para ello dentro de las organizaciones tiene que haber especialistas en talento”, reconocen los asistentes al desayuno empresarial de IBIAE.
En el desayuno se pusieron casos reales que han servido para mejorar la situación, teniendo en cuenta que el éxito pasa por incentivar a los empleados. Motivar para que alcancen objetivos es una herramienta útil que están aplicando en diferentes programas, alcanzando un grado de satisfacción importante tanto por parte del empleador como de los trabajadores. No solo con incentivos económicos, sino también con otro tipo de contraprestaciones como por ejemplo seguros médicos privados o bonos para el gimnasio. Está funcionando y los resultados demuestran que su aceptación es positiva. Aumenta el nivel de responsabilidad y ayuda a reducir el absentismo. “Ser partícipe de una empresa cambia la visión del trabajador”, cuentan.
El trato individualizado, la comunicación, conocer mejor a la persona para hacerle crecer dentro de la empresa, invertir tiempo en hablar y en escuchar para sacar lo mejor de cada uno; en todos eso el área de personas de las empresas está cambiando, la filosofía evoluciona hacia un escenario mejor y diferente.
Otra medida que los empresarios consideran útil dentro de sus industrias es hacer las operaciones más complicadas o físicas más fáciles a sus trabajadores con la incorporación de la tecnología. “Para evitar desgastar a los trabajadores buscas mecanizar los procesos, facilitar de esta manera su trabajo”, manifiestan. Del mismo modo, subrayan que esto no tiene que observarse “como un aspecto negativo ni como un enemigo” desde el punto de vista de quien pueda creer que significa una destrucción de empleo.